Hervé Fischer, Presidente mundial de FIAM, presentó su «Manifiesto Planetario»

Hervé Fisher, presidente de FIAM y Director Académico de SIU, presentó su «Manifiesto Planetario», el cual desarrollará en su ponencia del 4º Foro Mundial 4.0

A continuación el Manifiesto:

Manifiesto Planetario

El siglo XX y su eco posmoderno nos han sumido en un gran desencanto con el planeta. Filósofos postmodernos desmoralizados han intentado desesperarnos de nuestra condición humana.
La «operación especial» de Putin en Ucrania parece que continuará durante mucho tiempo y el terremoto más devastador del siglo ha matado a más de cincuenta mil personas en Turquía y Siria. La pandemia ha sido contenida, pero la amenaza ecológica crece. La aventura humana se presenta, según las circunstancias y la mirada, como una epopeya inverosímil, una comedia de bofetadas, una tragedia, una película de ciencia-ficción, un espectáculo de entretenimiento o de humor negro, siempre en suspense hasta la última página. Vivimos desde ahora en un estado de violencia y crisis permanente.

Prospectiva
La amenaza ecológica nos enfrenta por primera vez en nuestra historia a un punto de ruptura de nuestra «normalidad». Mientras la crisis nos movilice al borde del abismo, comprenderemos la necesidad de una nueva etapa en nuestra aventura humana. Pero no podremos ponernos de acuerdo sobre la mutación de nuestras políticas sin inventar un nuevo imaginario planetario cuyo horizonte podamos compartir.
Entonces, ¿cuál será la nueva narrativa? Puede parecer ingenuo proponer un manifiesto planetario, dada la complejidad de las cuestiones y los retos. Pero no tendremos más remedio que adoptar una gobernanza hiperhumanista basada en el respeto a la Naturaleza y al Hombre. ¿A menos que, a falta de cambiar al Hombre, cambiemos el planeta? ¿O de otro espacio-tiempo?

Preámbulo
Si no creemos en el Hombre, no hay solución. Como ya no creemos en Dios, ahora le toca al Hombre inventar y poner en práctica el sentido de nuestro destino.

El manifiesto

I – Una nueva alianza de la Naturaleza y el Hombre. Estos son los dos corrientes vitales entrelazados que hacen del mundo lo que es. El nuevo contrato social que definirá los derechos y deberes del Hombre hacia sí mismo y hacia la Naturaleza está sobre la mesa. Las Naciones Unidas multiplican los estudios, las advertencias, las grandes conferencias internacionales y redactan las cláusulas del contrato. Desde la Cumbre de la Tierra celebrada en Río en 1992, las COP se han sucedido y sus compromisos, que fueron objeto de enconados debates, no se han respetado. La dificultad de esta alianza no está en su redacción, sino en su respeto por todos y en sus aplicaciones concretas, mientras que la cuenta atrás corre aún más deprisa de lo que pensaban los expertos. El hombre tendrá que firmar solo, pero puede suponer que la Naturaleza en su conjunto le respetará a cambio. La protección de la Naturaleza es el primer paso de la ética planetaria y, por tanto, debería incluirse en la Declaración Universal de los Derechos Humanos Fundamentales. El respeto a la Naturaleza es el primer pilar de este manifiesto planetario.

II – La ética planetaria. El progreso humano colectivo es incierto. A los que no creen en él y piensan que el mundo ha ido de mal en peor desde el paraíso terrenal, hay que responderles que, en efecto, el mundo va tan mal que no podemos resignarnos. Nuestras catástrofes no prueban que el progreso ético de la especie humana no exista, sino al contrario, que debemos creer en él más que nunca para ponerlo en práctica. Esta ética es universal. Atraviesa la diversidad de las culturas, las incluye y las somete a la Declaración Universal de los Derechos Humanos. El segundo pilar de este manifiesto planetario es, pues, contra todas las apariencias caóticas de este mundo, la dinámica vital de la ética planetaria.

III – La responsabilidad del compromiso humano. Este progreso ético colectivo es mucho más complejo y difícil de concebir que la ética personal. No podemos quejarnos de ello. Una humanidad regulada por el único principio de una racionalidad binaria sería una dictadura. Inventamos fabulaciones en todas direcciones, con toda libertad, para bien o para mal. Todo lo real es fabulatorio. Todo lo que es fabulatorio es real. Pero debemos saber elegir nuestras fabulaciones y evitar las alucinaciones. Para cambiar el mundo, hay que cambiar los mitos. El tercer pilar de este manifiesto planetario es, pues, la responsabilidad humana, que viene con la libertad.

IV – Conciencia aumentada. La generalización de los hiperlinks digitales genera una conciencia aumentada, planetaria, en tiempo real. Todos pasamos a formar parte de ella. Ya no podemos limitarnos a nuestra propia comunidad identitaria en nuestro valle o país. Ya no podemos decir que no éramos conscientes del sufrimiento de los seres vivos en todo el planeta, ni podemos ser indiferentes ante él. La humanidad se ha convertido en una comunidad planetaria. Y quizás esta conciencia planetaria se convierta en nuestra segunda naturaleza. Es el cuarto pilar de este manifiesto planetario.

V – Solidaridad digital. La inmediatez de esta información constante a través de los medios digitales despierta en nosotros sentimientos de indignación, denuncia o solidaridad que nos motivan a actuar para detenerla. Sentimos la intensidad emocional, que nos compromete reactivamente a actuar en el gran corpus planetario de nuestra conciencia aumentada. Ahora estamos irreversiblemente vinculados globalmente en una solidaridad digital hiperhumana, más allá de la ética personal que pueda haber prevalecido en los mitos del pasado. Nuestra comunidad de destino es nueva en la evolución de nuestra especie. Esta solidaridad digital es el quinto pilar de este manifiesto planetario.

VI – Un tecnohumanismo. Paradójicamente, son las nuevas tecnologías las que crean más conciencia humana e inducen el poder de la ética planetaria. Ya no podemos oponer naturaleza, cultura y tecnología, sino que debemos construir este tecnohumanismo específico de la emergencia de la era digital, capaz de guiar nuestra gobernanza planetaria. La emergencia de nuestra conciencia aumentada y la ética planetaria que induce son mucho más importantes para el futuro de la humanidad que la realidad aumentada, la inteligencia artificial, por poderosas que sean, y la singularidad que anuncian los fundamentalistas de la era digital, ingenieros proféticos del posthumanismo. Este tecnohumanismo es el sexto pilar de este manifiesto planetario.

VII – Hiperhumanismo. Sentimos la urgencia de un nuevo mito para reorientar la aventura planetaria de nuestra especie. La ética planetaria induce una conciencia hiperhumanista aumentada. Hiper para un humanismo planetario más fuerte, más compartido, gracias a los hipervínculos digitales. Este es el séptimo pilar de este manifiesto planetario.